martes, 8 de febrero de 2022

LA VIDA EN LOS CORTIJOS DE LA SIERRA SUR DE JAÉN CORTIJO SOLEDAD

 Esta es una visión de como transcurría la vida cotidiana en los cortijos de nuestra sierra. Podría haber sido cualquier cortijo de cualquier rincón. En un principio me llamo mucho la situación y la belleza del entorno donde se ubicaba, por ello y por toda la información facilitada por el nieto de la dueña del cortijo va a ser en el que nos vamos a centrar, pero como digo podría haber sido cualquiera. El cortijo Soledad se componía de dos viviendas adosadas en las cuales vivían dos familias una de ellas Soledad y su marido Cristóbal junto a sus ocho hijos. Como en la inmensa mayoría tenían su era, además de las más peculiares que he visto, con pequeñas acequias y hoyos para drenar el agua, era de terriza. Sus ventanas eran muy pequeñas para evitar tanto el frío como el calor, con una cruceta haciendo de reja, el suelo era empedrado, y vivieron sin luz ni agua, lavaban y tomaban el agua de un cercano pozo, una gran piedra con un agujero servía como lavadero. Cuando el pozo se secaba tenían que desplazarse a la fuente del Atanor tanto para lavar como para coger agua en las cantareras. Para iluminarse utilizaban los candiles, que a veces cuando el aceite estaba ya muy usado al apagarlo, desprendía durante un tiempo un mal olor. Disponían de un gran horno, ya que eran autosuficientes, al cual acudían de los cortijos de los alrededores tanto para hacer pan, como magdalenas. El principal sustento aparte de la siembra, que al no haber huertas cercanas, sembraban cereales, dado que el terreno no era muy bueno, la cebada solo crecía algo más de una cuarta y tenían que arrancarla a mano, de ahí el refrán (eres más malo que la ceba arranca), también sembraban yeros y alverjanas de la familia de las lentejas para alimentar al ganado. Generalmente, poca gente tenía varios mulos para formar una Yunta para arar y roturar el terreno, por lo que se juntaban vecinos de dos cortijos para compartir los mulos para una yunta y realizar las labores necesarias, se le llamaba aparcear, aunque esta misma palabra también significaba cuando alguien te arrendaba un terreno a cambio de parte de la cosecha. Esas matanzas tan necesarias, las cuales se mantenían en las cámaras de la vivienda, por regla general los jamones se vendían o cambiaban por otro tipo de género, y el resto como panceta, costillas se salaban para que aguantasen más, los chorizos se metían en orzas con manteca. Soledad era una mujer de mucho carácter, necesario para sacar a sus ocho hijos adelante, Cristóbal, su marido era más tranquilo, uno de los hijos era Brigido el padre de Cristóbal, que más adelante se compró un cortijo en los Rasos, donde formo su familia. En la gran era aparte de sus habituales trabajos, se realizaban bailes amenizados por el zocatillo acompañado de su acordeón, había aprendido de oídas, no tenía nociones musicales. Una curiosa anécdota... En un baile que se organizó, los de los cortijos cercanos no querían que se corriese la voz mucho, para que no viniesen de otros lugares a quitarles las mozas, y el recovero paso la información del baile a los valdepeñeros, el día del baile cuál fue la sorpresa que estaba la era llena de gente, con el consiguiente disgusto de los mozos de cortijos cercanos, el recovero se le apodada Rabigordo. Recuerda mi amigo Cristóbal que las clases las daban cada día en un cortijo diferente, el maestro se llamaba Cristóbal y su apodo era Ciruela, previamente quedaban cuál iba a ser el cortijo para así prepararlo para ese día, la llamada que utilizaba el maestro era un silbato, raudos y veloces acudían todos a la casa que habían convenido anteriormente, la casa de Mamasole como así la llamaban, constaba de unas cuadras a la izquierda y a derecha una sala con cocina o lo que hacía de cocina comedor y tres habitaciones contiguas a las cuales se accedían de una otra por la misma habitación, la parte de arriba estaban las cámaras que no se usaban de vivienda, servían despensa y para los avíos de la matanza. Hoy día ya solo quedan unos tapiales, la era y el horno en pie, lo suficiente para imaginar la vida de nuestros familiares no muy lejanos, hasta los años setenta estuvo habitado el cortijo. En este enlace podéis ver una interesante ruta por alrededores del cortijo Soledad.








 

No hay comentarios:

Publicar un comentario