El barranco del Ronco pertenece a la localidad de BeLmez, en la sierra de la Cruz, Magina.La sierra de la Cruz esconde muchos barrancos de los que ya he hecho mención en otras rutas, como el barranco de la Virgen, el de Hornillos Bajos,Baltibañas, el barranco del Sapo....... todos ellos muy escarpados y agrestes, por ello de una gran belleza.
Hoy nos vamos a centrar en el barranco del Ronco, situado al noroeste de Sierra Magina, no tiene mucho recorrido, ya que comienza en la falda de la cuerda de Camaramarila, cerca del cerro Carboneros.
Tiene una extensión aproximada de unos 4 kilómetros, la mitad de ellos con una caída en picado rodeado de profunda vegetaciónmás bien de paisajes norteños.
Es un arroyo intermitente, casi nunca lleva agua, de hecho la última visita la realicé pensando que tras las últimas lluvias llevaría agua, y es que tan solo he visto agua en algunas pozas del mismo cauce, arriba cerca de su nacimiento sí que suele llevar, pero más abajo al ser roca caliza se filtra.
Seguramente en época de gran pluviometría ver todas sus cascadas y pozas sea uno de los rincones más bonitos de la sierra.
El barranco desemboca en el río Jandulilla, donde hay muchos molinos a lo largo del mismo.
Pero lo másinverosímil de este barranco, es que antaño había un camino arriero que remontaba el mismo tortuosamente, a través
de pasos volados hacia el barranco reforzado en gran parte del
recorrido, superando con continuas tongas lo que al principio parece
imposible, es el legado que nos han dejado nuestrosmaestros serranos.
El camino conducía desde la aldea de Belmez, hasta algunos cortijos, entre ellos la Juncadilla, en ellos se sembraban cereales y era el camino más corto para llegar a ellos aparte del también barranco de Baltibañas.
Al barranco los lugareños también lo llamaban barranco la Yedra, adía de hoy quedan evidencias claras del camino, sus refuerzos de mampostería, pasos, trancos, en unos lugares casi inimaginables, abren la imaginación de como remontaban las caballerías este tortuoso camino.
Una gran tormenta y el abandono de los cortijos hicieron que se abandonara a su suerte, quedando hoy los restos de lo que muestro en esta entrada y dejar volar nuestra imaginación e intuición para poder revivir lo penoso de estos trayectos para la subsistenciade los trabajadores del campo.
Hoy nosotros hacemos estos recorridos por puro placer y jobi, pero los campesinos lo realizaban casi a diario por necesidad.
Con la esperanza de ver algúndíaeste barranco caudaloso os muestro con unas fotos el esplendor de lo que nos muestra los rincones de nuestras sierrasJiennenses.
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